La doble moral de Coca-Cola con la diabetes
VSF Justicia Alimentaria Global denuncia que la marca de refrescos patrocina la Carrera por la Diabetes organizada por la Fundación para la Diabetes y la Asociación de Diabéticos de Madrid cuando el consumo de una lata de bebida azucarada incrementa un 15-26% el riesgo de padecer diabetes tipo II.
El consumo de una lata de bebida azucarada incrementa un 15-26% el riesgo de padecer diabetes tipo II. De hecho, en el Estado español se pueden atribuir 127.000 casos de diabetes tipo II al consumo de estas bebidas. Ante este panorama, VSF Justicia Alimentaria Global denuncia que Coca-Cola Company no tiene reparos en patrocinar la 4ª Carrera y Caminata Popular por la Diabetes organizada por la Fundación para la Diabetes y la Asociación de Diabéticos de Madrid que se celebrará el próximo domingo.
¿Te imaginas que una tabacalera patrocinara un evento contra el cáncer de pulmón? Tal despropósito no sería posible hoy en día; sin embargo, dentro de la industria alimentaria todavía queda mucho camino por recorrer.
Los refrescos y sus efectos en la salud
Las bebidas azucaradas se han identificado como una de las principales causas de diabetes y otras enfermedades asociadas a la obesidad. En el Estado Español, la fuente más importante de azúcares añadidos se encuentra en los refrescos en un porcentaje del 23%, ya que una lata de cola o de naranja contiene entre 8 y 9 cucharaditas de azúcar y una botella de medio litro puede contener entre 12 y 14. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a nivel global, la pandemia de sobrepeso y obesidad son el quinto factor principal de riesgo de defunción en el mundo. Además del problema en sí, hay que tener en cuenta la presencia de enfermedades asociadas: el 44% de los casos de diabetes, el 23% de los casos de cardiopatías isquémicas y entre el 7 y el 41% de los casos de algunos cánceres son atribuibles al sobrepeso y a la obesidad. Sin embargo, la industria alimentaria sigue elaborando estrategias para negar que las enfermedades relacionadas con la dieta se hayan convertido en una grave amenaza para la salud en todo el mundo.
¿«Por la diabetes» o «Contra la diabetes»?
La lista de jornadas, congresos y patrocinios vinculados a la salud y la alimentación que han sido financiados por la industria alimentaria para lavar su imagen es inacabable. Tal y como revela el informe Confiad en mí. Puertas giratorias, conflictos de intereses y amistades peligrosas entre la industria alimentaria y los organismos de salud, la industria ha creado una narrativa que, gracias a buenas campañas de marketing y a la ayuda de distintas fundaciones y organizaciones públicas y privadas, se ha ido repitiendo hasta conseguir que la sociedad la interiorice. De hecho, la mayoría de las grandes empresas alimentarias que contribuyen con sus productos a la mala alimentación han conseguido ligar su imagen a la salud. Para ello, la colaboración de la administración pública y las organizaciones médicas ha sido clave. Las empresas agroalimentarias saben que, en la batalla de la opinión pública, es esencial que sus argumentos estén respaldados por organismos, entidades o personas relacionadas con el mundo de la ciencia. El patrocinio del próximo domingo evidencia de manera clara este vínculo y demuestra que en el libre mercado todo vale. "La industria alimentaria tiene establecidos grandes mecanismos de lavado de imagen, pero ¿por qué las direcciones de la Fundación para la Diabetes y de la Asociación de Diabéticos de Madrid se prestan a este juego?",demanda Javier Guzmán, director de VSF Justicia Alimentaria Global.
Impuestos para sufragar el coste sanitario
Según la Federación de Diabéticos Españoles, a la que pertenece una de las organizadoras de la carrera,el coste de la diabetes atribuible al consumo de bebidas azucaradas es de 540 millones de euros al año, sumando los costes directos (tratamiento y hospitalizaciones) y los indirectos (absentismo laboral, jubilaciones anticipadas y gastos sociales). Para sufragar este gasto, sería necesario un incremento del 20% en el precio de cada lata de Coca-Cola, equivalente a 0,1 euros extras por refresco. Finlandia, Hungría, Francia, Irlanda, Australia, México, Estados Unidos y Reino Unido, entre otros, utilizan medidas impositivas en los refrescos como medida disuasoria y como medio para recaudar fondos. "La oposición por parte de la industria a este tipo de medidas no se debe al miedo por la caída de sus ventas, sino a no asumir que los refrescos son causantes de serios problemas de salud en personas adultas y en la infancia. La imagen es lo más sagrado que tiene este tipo de empresas y cualquier cosa que la dañe podría afectar a las ventas mucho más que un ligero incremento de precio", añade Guzmán.