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Impacto del Covid-19 en la economía mundial y latinoamericana

OESSP 03/06/20. Escribe: Alexandra Reyes. Los efectos del rápido avance de la pandemia mundial, provocada por el Covid-19, están siendo devastadores para la economía. El virus brota en China, logra extenderse por todo el mundo y provoca que la gran mayoría de ciudadanas y ciudadanos del plantea deban guardar un confinamiento obligatorio; paraliza la oferta y la demanda del mercado mundial, es decir, la producción y el consumo han caído a su máxima expresión en todos los países. Una economía neoliberal, basada en el consumismo, puede recibir el impacto de esta paralización como devastadoras.

Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el mundo ha sido puesto en un gran bloqueo. El FMI, de acuerdo a su informe del mes de abril de este año, señala a través de una proyección que “el crecimiento mundial en 2020 caerá en -3 por ciento, representando una disminución de 6,3 puntos porcentuales desde enero, una reducción marcada en un periodo de tiempo muy corto”. A esto se le suma que, según la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL), el comercio internacional ya había descendido en volumen debido a la guerra comercial entre China y EEUU, que produjo el aumento de barreras comerciales.  Por ello, se estima que será la crisis económica más grande desde la Gran Depresión, sucedida en la década de 1930, mayor incluso que ésta en dimensión y alcance.

A muchos países les tomará probablemente años en recuperarse, especialmente, a los países de Latinoamérica, ya que la mayoría de estos son exportadores de materias primas y dependen mucho del mercado externo; principalmente, de China y EE.UU. Estos países, al cerrar grandes fábricas, están generando problemas agudos en las cadenas globales de producción, por lo cual la demanda de productos de exportación y el costo de estos descenderá.

Señala la CEPAL, también, que los países más afectados serán Argentina, Chile, Brasil y Perú, debido a su dependencia de la compra de materias primas por parte de China, país cuya producción disminuirá, aunque esta ya se encontraba en desaceleración antes de la pandemia.  Del mismo modo, el turismo, el flujo de remesas, así como la inversión extranjera han resultado gravemente afectados. Es evidente que el precio de varias materias primas han caído, como es el caso de la disminución del precio del petróleo. Asimismo, los niveles de corrupción y la estabilidad política de los gobiernos se verán afectados, de la misma manera que se agravará el déficit de los sistemas educativos, la precariedad de los sistemas de salud, el empleo informal y el desempleo. El no contar con sistemas de seguridad social a causa de la privatización de esta, desde el ingreso del neoliberalismo en Latinoamérica, dificulta la protección de la mayoría de ciudadanas y ciudadanos de los países, quienes quedan en situación de vulnerabilidad.

La reacción tardía e improvisada de la mayoría de los estados latinoamericanos, además de las carencias de los sistemas de salud y seguridad social de la región, no ha permitido enfrentar adecuadamente la pandemia. Medidas de confinamiento, que en otro momento fueron consideradas como excesivamente rigurosas, han sido aplicadas por la mayoría de los estados, aunque con el pasar del tiempo estas han generado mayor malestar social debido a la vulnerabilidad económica en la que se encuentran sus ciudadanas y ciudadanos, no solo los sectores populares, sino las mismas clases medias que anteriormente fueron celebradas como indicador de desarrollo económico en la región. La fragilidad de las clases medias muestra cómo el aumento del PBI en los países de la región no vino acompañado de mejoras reales en las condiciones de la población (estabilidad económica, seguridad social, mejoras sanitarias y educativas), sino que el crédito y la precariedad laboral (tanto formal como informal) han sido los motores que han permitido el incremento de las clases medias.

Si entramos al contexto de nuestro país, el Perú se ha convertido en uno de los principales países de Latinoamérica que viene siendo fuertemente golpeado por la pandemia, y la crisis se incrementa debido al déficit a nivel social, económico y político que viene desde hace mucho tiempo atrás. Según cifras del INEI, registradas en el “Informe técnico: Situación del mercado laboral en Lima Metropolitana”, en el primer trimestre del presente año, se señala que el empleo se contrajo en 5 mil 700 personas, en comparación con el primer trimestre del año anterior. Reporta, además, que la tasa de empleo se redujo 0.1%. Esta situación es alarmante, porque evidencia una de las problemáticas más agudas en el Perú, como es el desempleo.

El impacto que vienen experimentando varios sectores económicos es inminente, pequeñas y grandes empresas, formales e informales, la paralización y restricciones en el sector agropecuario, pesca, minería e hidrocarburos, manufactura primaria y no primaria, construcción, comercio, transporte  y otros servicios se han visto afectados de diversas maneras.

Sin embargo, las familias en pobreza y pobreza extrema, han sido más afectadas, ya que muchas de ellas generaban sus ingresos diariamente, a través del comercio ambulatorio o actividades informales, y cuando se les pide quedarse en casa y cumplir con la cuarentena, para ellas y ellos es un día más sin proveerse de alimentos. El bono universal otorgado por el estado, muchas veces, no llega a las personas que realmente lo necesitan. Según el Informe de la Cámara Nacional de Comercio, Producción, Turismo y Servicios, la informalidad laboral en nuestro país creció hasta 71,1% en el tercer trimestre de 2019 y se ha agudizado en el primer trimestre de 2020.

A pesar que la cuarentena se extendió y sigue vigente, hasta el 30 de junio, se han hecho algunas nuevas excepciones para continuar con el trabajo y reinicio de algunas actividades productivas, reguladas por el Decreto Supremo N° 080-2020, publicado por el diario oficial El Peruano, donde se autoriza la reanudación gradual de las actividades económicas en cuatro fases, entre estas encontramos al comercio electrónico, al cual se agregó la venta de electrodomésticos, calzado y vestuario, artículos y útiles con fines educativos y laborales. Los restaurantes brindarán el servicio por delivery, pero cumpliendo con el protocolo establecido por el Ministerio de Salud. Se permitirán los servicios médicos de odontología, rehabilitación, veterinaria entre otros. Por otro lado, permitirán  los servicios técnicos de informática, electricidad, gasfitería, lavandería, así como el servicio de peluquería. Mientras que los centros educativos, escuelas y universidades, seguirán con las clases a distancia por un buen tiempo. Es necesario reiterar, que hasta la fecha de hoy (1 de junio en la que se escribe esta nota) se cumplen 78 días del estado de emergencia, el número de casos confirmados y de fallecidos se sigue incrementando, actualmente, tenemos 170.039 contagiados, 4.634 personas fallecidas, 5.563 nuevos contagios en las últimas 24 horas, y por más que se ha evidenciado un descenso de las cifras, siguen siendo datos demasiados elevados.

Finalmente, hasta ahora estamos viviendo en una gran incertidumbre, mientras se siga propagando el virus y no se controle su expansión. De seguir durando mayor tiempo esta pandemia, los efectos serán mayores, aunque todo depende de las medidas que tomen los gobiernos y de si estos desarrollen sistemas más eficaces para reactivar la economía y para proteger la vulnerabilidad (económica, social, sanitaria) en la que se encuentra la población. Es necesaria la colaboración no solo entre los distintos actores, al interior de una sociedad, sino la coordinación internacional entre estados para lograr superar la crisis. Esto nos sirve para adoptar y fortalecer prácticas que habían sido desatendidas durante años, colocando en agenda pública nuevamente al sector salud y a la seguridad social de los trabajadores. La participación activa de la ciudadanía en las decisiones que tomen los gobiernos será crucial para la salida de la crisis, una crisis que exige soluciones creativas y coordinadas entre los distintos actores. Quizás sea la oportunidad para empezar a construir una sociedad más justa, equitativa y solidaria.

Forografía: Tomada de diario Gestión.

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