El nombre de Ichimay Wari proviene de dos culturas pre-Incas que se dedicaron a la producción de cerámicas utilitarias con colores naturales. Ichimay viene de “Ichimas,” quienes fueron los antiguos pobladores de Lurín y también es el nombre quechua de los engobes naturales que los artesanos han utilizado para pintar desde las culturas antiguas. El termino Wari se refiere al primero imperio Andino (500-1100 DC), que se desarrollaba en la región de Ayacucho (lugar de origen de los artesanos de Ichimay Wari).
En los años ochenta, la región de Ayacucho sufrió un violento conflicto social. A consecuencia de ello, los artesanos fueron maltratados y perseguidos por el grupo terrorista Sendero Luminoso y a la vez por los militares del gobierno. Por tal razón huyeron a buscar una nueva vida. Llegaron en diferentes circunstancias y a diferentes lugares de Lima, principalmente a Chorillos. En Lima la discriminación y aprovechamiento fue predominante en los empleadores. Tiempos después, la Municipalidad de Lurín daba facilidades a las personas en condiciones de pobreza para comprar sus propios terrenos.
Durante algunos años los artesanos trabajaron en faenas para habilitarles. Por ser trabajadores de un mismo empleador y practicar deportes juntos, tuvieron la iniciativa de formar una asociación, en donde se podría valor sus trabajos y no seguir siendo maltratados por los empleadores. En marzo de 1999 se reunieron un grupo de 25 artesanos y nombraron un coordinador. En junio del mismo año, se constituyó legalmente la asociación Ichimay Wari. Desde este momento, recibieron capacitaciones para el desarrollo de sus talleres y el de su comunidad, financiadas por ONGs, universidades e instituciones, en temas especializados en desarrollo tecnológico, producción, marketing, costos, historia, iconografía y turismo alternativo. Así mismo, se viene ejecutando proyectos y convenios, como el proyecto “Manos Sagradas de Lurín,” financiado por PROPOLI. El objeto fue de promover la identidad cultural de los artesanos de Lurín, formando escolares y adolescentes como nuevos artesanos.
Los trabajos de los artesanos reflejan las culturas pre-Incas y la manifestación del cristianismo que llegó con la conquista española. La asociación se compone de 19 talleres familiares de procedencia ayacuchana, con tres líneas de producción: cerámica, tejido en telar y retablo.
Se tiene dos asambleas generales al año y reuniones de todos los socios cada semana. La asociación cuenta con un consejo directivo compuesto de nueve miembros y elegido demócratamente a través de comité electoral. Se reúnen cuando las circunstancias lo requieren, para los informes, los balances, la planificación y el seguimiento de las actividades. La duración del cargo del consejo directivo es de dos años.
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