Mama Quilla: “Mujeres asociadas en busca de una reparación histórica”

OESSP 22/05/19. Escribe Julieta Funes. En el distrito de Ate, Huaycán, se encuentra ubicada Mama Quilla, una organización conformada por 26 mujeres, que realizan trabajos de arpillería, tales como cuadros, monederos, cartucheras con retazos de telas. Sus trabajos tienen un trasfondo social e histórico muy valioso, en ellos, reflejan su origen, su pueblo, su historia, retratan como eran sus vidas antes del terrorismo; a su vez denuncian y expresan a través de figuras, lo vivenciado en la época del terrorismo en Perú.

Su nombre, que traducido del quechua significa “Mama Luna”, se debe a que en la sierra, de donde proviene la mayoría de ellas, no había electricidad y la única luz que alumbraba en la noche, era la de la luna.

Estas mujeres, pertenecientes a familias desplazadas, son víctimas de los crímenes de lesa humanidad cometidos tanto por la organización terrorista Sendero Luminoso como por  militares del Gobierno Peruano durante los ´80. Estas familias provienen de diversas provincias, departamentos, tales como Ayacucho, Junín, Huancavelica, Cusco; llegaron a Lima, huyendo de la violencia y del terror. En un principio se encontraron viviendo en Ate Vitarte,  donde la parroquia del lugar les brindó apoyo y se solidarizó con ellas. Luego con la ayuda de la comunidad cristiana, pudieron instalarse y asentarse en Huaycán. Isabel, una de las integrantes de la organización, afirma: “...en los ´90 y principios de los 2000, se trabajó con la arpillería en calidad de charlas psicológicas, porque la mayoría, hasta ahora tienen dificultad de hablar, tienen cierto temor de hablar...”; y que un grupo de personas de ASPEm, fue quien impulsó este tipo de actividades, como otras técnicas para que pudieran expresarse.

En la actualidad, la organización realiza sus trabajos de arpillería en un espacio de una capilla que les presta la parroquia San Andrés; y además alquila otro espacio para poder realizar tejidos a máquina artesanal. Es por esto, que uno de sus principales anhelos como organización, es tener un espacio propio, un espacio suyo, uno en común. Después de haberse visto despojadas de su lugar de origen, simbólicamente debe ser valioso tener un espacio pensado para ellas, un lugar que las identifique, que las una.

Trabajan en conjunto con Kani, una empresa social vinculada a los artesanos/as, que con su colaboración, la organización comenzó a vender sus productos en una tienda de identidad en Barranco.

En el relato de las integrantes de Mama Quilla resuena la palabra “reparación”, mejor dicho la falta de ella. Más allá de la reparación económica ya que sus vidas no siguieron siendo las mismas tras la época del terrorismo, perdieron sus viviendas, fueron despojadas de todo y tuvieron que empezar de nuevo; la reparación que buscan es simbólica, es ser reconocidas. Es una realidad que estas mujeres siguieron y siguen sus vidas como todas las familias de desplazados, a base de esfuerzo y una lucha constante. Son mujeres resilientes, creadoras, que transforman el dolor en arte y mantienen la memoria. Luchan todos los días, para que el Estado, el gobierno las reconozca y no sólo “les presten” máquinas para realizar sus trabajos como artesanas y les brinden ciertos materiales.

Desde una perspectiva de derechos, hay que sostener más que nunca, el valor de la memoria, verdad y justicia, para que exista una “real” reparación histórica para todas las víctimas del terrorismo de Estado en el Perú, en este caso son ellas, pero acá cerca y no tan cerca, son miles que lamentablemente están invisibilizadas y no son escuchadas. Estas mujeres tienen derecho a ser reconocidas socialmente, a la reparación y a la justicia.

Por los que ya no están, por lo que perdieron, por lo que sufrieron, por su memoria, por sus recuerdos, por la vida que dejaron atrás, por lo que ya no vuelve a crecer, por lo que ya no vuelve a ser. Sus voces se tienen que escuchar cada vez más alto; y su lucha continuar hasta conseguir lo que por derecho les corresponde. Si hay que buscar un adjetivo que caracterice a estas mujeres, no cabe duda de que es el de mujeres resilientes.

Mama Quilla realiza un proceso de rememorización en el cual queda plasmado su pasado, que se vuelve presente, pero de forma colectiva, como hacen con la arpilleria. No es fortuito, que cada cuadro que representen sea una creación grupal. Esta asociación va tejiendo memoria y hace frente a una economía de mercado con su artesanía. Así, rompen la lógica mercantil individualista propia del sistema hegemónico predominante. Sobre todo, rompen con el esquema de producción en serie, ya que, en cada tela reflejan algo diferente, algo propio, su historia.

Estas mujeres asociadas apuestan por una economía alternativa, que está dirigida en este caso, a la transformación de su pasado en presente, la violencia política sufrida la convierten en arte, transmiten su cultura y valores propios de su comunidad; siempre basándose en los derechos, tienen como bandera esa lucha y esa búsqueda de reparación histórica.

Foto: cortesía de Julieta Funes


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